Yo soy la Nakba. Soy la catástrofe. Vivo el exilio. Soy el desplazado, el desterrado.
Yo soy la Nakba. Yo soy el herido, el desangrado, el que perdió a su hija, a su madre y a su hermana. Yo soy la Nakba, porque expulso piedras por la liberación de mi pueblo y me encarcelan como a un animal más produciendo carne en un corral.
Yo soy la Nakba porque me torturan, me controlan y me disparan. También me alimentan, me hacen vivir pero aunque también me pueden hacer morir, no lo hacen. Soy la Nakba porque, incluso si, encarcelado protesto rechazando la alimentación, obligan a alimentarme con procedimientos intravenosos condenados.
Yo soy la Nakba, la catástrofe que vive encarcelada en Gaza y se enfrenta a los tanques todos los días.
Yo soy la Nakba, porque todos los días es la Nakba. En 1948 comenzó la catástrofe palestina y es un presente continuo. Tu miras la Nakba, como ayer vimos el Holocausto y todos los otros holocaustos que la humanidad ha vivido (sí, también se puede escribir holocausto con minúscula). En fin, genocidios y masacres, colonizaciones y exterminios por montones que la humanidad ha vivido (¿o cometido?).
Pero si yo soy la Nakba es porque he sobrevivido a la ocupación, a la masacre, a la colonización de años. He sobrevivido al control militar, a la sagaz vigilancia de los drones que hoy se exportan por montones, a las bombas del condenado fósforo blanco, a los ataques a escuelas y refugios de la ONU, e incluso, a la misma muerte cuando las madres dan a luz aún después de muertas entre la masacre más dura que haya vivido Gaza el último tiempo.
Duele Palestina y hoy duele mucho la Franja de Gaza… pero soy la Nakba y estoy aquí para vivir y resistir iluminando como un sol a la humanidad. Y estoy herido de un brazo, de una pierna y del corazón. Y aunque me faltara un brazo, una pierna y el corazón seguiría vivo siendo la Nakba en esta tierra teñida de sangre.
Yo soy la Nakba y me levanto cada mañana con la única certeza que el muro caerá.
Por: Javier Karmy, Inspiración Nakba.
Fuente: Mapuexpress