Desde el sábado, cuando se inició el incendio en los cerros de Valparaíso, trabajadores, estudiantes, dueñas de casas y niños hemos subido a los cerros con palas, agua, huevitos de chocolate, comida, sacos, ropa, carretillas y, sobre todo, con muchas ganas para ayudar en reconstruir la vida de los damnificados del incendio.
Entre llenar un saco de escombro, sacar una calamina, llenar la carretilla de tierra, se conversa. Y tal parece ser que esta inocente conversa al aire libre resulta preocupante para los gobernantes y a la burguesía de nuestro país. Porque, sin querer queriendo, siempre se pasa por la crítica hacia el Alcalde, a los bonos del gobierno, a la falta de una política seria de prevención de incendios, a la necesidad de continuar con la ayuda, al apoyo a los estudiantes en su lucha por la educación pública, etc… Y así, mientras trabajamos, nos enredamos en la cháchara y vamos de la mano desnudando la absoluta ineficiencia estatal frente a la tragedia y tomando conciencia de que este sistema neoliberal, que nos ha segregado en clases, puede y tiene que ser remplazado por un Chile diferente.
Es eso lo que intentan impedir los gobernantes y la burguesía cuando dicen que hay muchos voluntarios y que por favor nadie más viaje a valpo, o que ahora para subir a los cerros necesitas de una famosa pulserita (que nadie nunca supo bien donde se conseguía y con qué criterio se iba a distribuir), o que los acopios están llenos y que la gente ya no necesita nada más, llegando a bloquear el paso de la ayuda que viene de todas las partes donde habita el pueblo chileno.
Y, mientras intentan impedir a toda costa esta comunión, gobierno y empresarios, incansablemente coludidos, sacan a relucir su peor cara intentando lucrar con la tragedia. Si a través de la organización popular porteña se generan centros de acopio para recibir la ayuda y se reparte según las necesidades de la gente, el gobierno de Bachelet, por su parte, siguiendo la tradición asistencialista de los gobiernos post-dictadura, se dedica a generar políticas paliativas de bonos. Así, lanza un primer bono-giftcard de miserables 200 mil para utilizar en las grandes tiendas que pertenecen a los empresarios más acaudalados de nuestro chilito; bono extravagante que, estando suplida casi en su totalidad la urgencia de vestimenta, se reduce a que veamos a los afectados vistiendo la camiseta de su equipo favorito mientras viven en una carpa, contradicción que evidenciamos a diario bajo este régimen económico que nos enriquece simbólica o tecnológicamente y nos empobrece materialmente.
Estas mismas tiendas también fueron las escogidas por la Corporación Municipal de Valparaíso para confeccionar 3.500 uniformes que serán entregados a los estudiantes de los colegios municipales que fueron afectados por el incendio. Estas tiendas, como sabemos, no tienen el mejor precio del mercado, ni mucho menos lo rebajaron por solidaridad: aquí se trata, más bien, de devolver la mano a los grandes empresarios que seguramente apoyaron las campañas electorales tanto de la Nueva Mayoría como de la Alianza.
En respuesta al creciente rechazo hacia Castro, los Concejales de Valparaíso, con miedo de ser alcanzados por éste, acaban de iniciar un juicio político contra el Alcalde por Notable Abandono de Deberes, ya que desde el 2012 existen diversos documentos que advierten a la municipalidad sobre la situación de riesgo inminente en los cerros y quebradas de Valparaíso. Sin embargo, este juicio resulta bastante paradójico si pensamos que estos documentos eran de conocimiento público desde su publicación, lo que evidentemente responsabilizaría también a los Concejales en el tema.
Mientras burguesía y gobernantes se ponen de acuerdo o en conflicto para no perder o aumentar cualquier provecho económico que pueda surgir en este estado catastrófico, el pueblo continúa luchando y reconstruyendo sus vidas con ayuda del mismo pueblo. Organizaciones sociales, estudiantes, y juntas vecinales se organizan, como pueden, para continuar con el trabajo en los cerros y preparándose para enfrentar la lluvia que está anunciada. Se desarrolla una vertiente que aún se puede leer como solidaridad dispersa, pero en cuyo seno germina una conciencia de la capacidad concreta de solucionar, solidarizar, cooperar y luchar a través de la organización popular.
¡Sólo el pueblo ayuda el pueblo!
Por: Helena Toffoleti y Simón Ramos,
Editorial Quimantú
Si quieres ayudar y no sabes en que o donde te recomendamos entrar en contacto con:
Centro Cultural Trafón: Avenida Francia 994A.
Facebook: Trafon albergue autogestionado #FuerzaValpo.
Email: contacto@trafon.cl
Red Popular de alimentación Cerro Arriba (Facebook)
Radio Placeres