Envía carta a Presidenta Michelle Bachelet a través de la Embajada chilena en Buenos Aires.
(Por: Mapuexpress)
El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y representantes del Servicio Paz y Justicia “SERPAJ” (órgano consultivo ONU Ecosoc y Unesco) extendieron una carta a la Presidente de Chile, Michelle Bachelet, a través de la embajada chilena en Buenos Aires y manifestaron su preocupación por la situación que atraviesan Comunidades Mapuche y la transgresión a sus derechos a causa de proyectos de inversión en territorio ancestral, señalando su preocupación por la difícil situación que están sufriendo numerosas comunidades mapuches de la zona de la Araucanía en Chile, sobre casos que ocurren en localidades como Melipeuco, Curarrehue, Curacautín, Pitrufquen, y otros territorios ancestrales, en donde existen proyectos que amenazan, por ejemplo, fuentes de agua, espacios de vida de las comunidades, la alteración de sus elementos culturales, sociales, religiosos-espirituales y ambientales.
“Sus territorios ancestrales están afectados por la multiplicación de proyectos de inversión de carácter industrial, como hidroeléctricas y pisciculturas de la industria salmonera, mayoritariamente en zonas cordilleranas de la región”, señaló en uno de los párrafos de la carta.
Al respecto Pérez Esquivel indicó: “Es necesario señora Presidenta, que el respeto que se merecen los territorios indígenas, reconocidos en el Convenio 169 de la OIT, que fue ratificado por el estado que usted preside, en donde se encuentran los lugares sagrados y de enorme importancia cultural para los mapuches sean tenidos en cuenta” y agrega algunos casos particulares que involucra estos lugares sagrados y la mención de empresas: “Algunos de ellos son Truful Truful y el territorio del Lifko en Melipeuco que se ven afectadas por el accionar de empresas como Enacon y la transnacional brasileña Latin American Power; Añihuarraki, a causa del proyecto de GTD ingeniería en Curarrehue; Karilafken por los trabajos que realiza la hidroeléctrica Los Aromos en Pitrufquen; y el río Cautín en la zona de Curacautín, a modo de ejemplo”, señaló
En uno de los últimos puntos de la carta ingresada vía embajada de Chile en Argentina, el representante de SERPAJ insta al cumplimiento de deberes con respecto al estándar internacional de derechos, manifestando: “En síntesis señora Presidenta, quienes venimos observando el proceso socio-político chileno, vemos positivamente los cambios que usted ha prometido implementar, y tendría una trascendencia histórica para su gobierno, si fomenta la aplicación del derecho de los territorios de las comunidades mapuches, en particular el derecho de consulta ante cualquier proyecto industrial a realizarse en zonas que le afecten”.
Adolfo Pérez Esquivel y SERPAJ, harán seguimiento a estos casos y continuarán abogando por la defensa de las Comunidades Mapuche afectadas por estos proyectos de inversión, esperando que se cumpla el respeto e implementación de su derechos.
Adolfo Pérez Esquivel, el Premio Nobel de la Paz
En 1980, Adolfo Pérez Esquivel fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos en América Latina, no tan solo por su importante rol ante la dictadura en Argentina, sino en los diferentes países del continente. Al recibir esta distinción declaró no recibirlo como un título personal sino “…en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”. Esquivel ha expresado claramente que su trabajo de ninguna forma es individual, sino que hay mucha gente desconocida que ha estado trabajando por la justicia y la libertad, de una forma colectiva.
Después del premio, Esquivel recorrió todos los países latinoamericanos aquejados por sus dictaduras y continuó su trabajo en Argentina y diversos países. Su labor continúa hasta el día de hoy en defensa de la vida, la Educación para la Paz, los Derechos Humanos, los campesinos, los necesitados y los Pueblos latinoamericanos.
Actualmente, además de ser Presidente del Consejo Honorario de SERPAJ (Servicio Paz y Justicia Latinoamericano) y de la Comisión Provincial por la Memoria, es Presidente de la Liga Internacional para los Derechos Humanos y la Liberación de los pueblos, con base en Milán, Italia, y miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos. Es miembro del Comité de Honor de la Coordinación internacional para el Decenio de la no-violencia y de la paz. Es también presidente honorífico de la Fundación Universitat Internacional de la Pau de Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Y desde el 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en el mundo, aun con el riesgo de su propia vida.
Gracias a su iniciativa se iniciaron procesos penales contra la dictadura militar argentina en Italia, España y Alemania. Luego de la Ley Nº 25.779 de nulidad de la Ley de Obediencia Debida y Punto Final del año 2003, también pudo continuar con el juicio que inició en 1984 al dictador Jorge Rafael Videla y otros represores en la misma Argentina: “Tenemos que fortalecer las instancias jurídicas para que esto no vuelva a ocurrir nunca más. Este juicio en Córdoba es muy emblemático. La Argentina avanzó quizá más que ningún país a nivel internacional. El juicio de Núremberg fue un tribunal ad hoc, aquí no. Aquí está en funcionamiento, y eso es lo que hay que valorar, es la justicia Argentina a través de un estado de derecho”.