La hidroeléctrica Pilmaiquén S.A. pretende construir la central Osorno sobre el río Pilmaiquén, en la Región de Los Ríos. El embalse -de 18 kilómetros sobre el cauce-, llegará hasta el estero Mencahue, cerca de Maihue. Aunque su construcción contravendría normativas legales, en 2009 Conama le otorgó permiso medioambiental. La central tendrá atroz impacto en el pueblo mapuche williche. El Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la empresa engaña al decir que “en el área de emplazamiento del proyecto no existen comunidades humanas protegidas por leyes especiales”.
La empresa y el gobierno intentan desconocer la presencia ancestral de las comunidades mapuche williche aledañas al río Pilmaiquén: Maihue, el Roble-Carimallín y Lumaco, como también las de Mantilhue, aguas arriba del proyecto. Pretenden desconocer la ley Indígena, la presencia de comunidades y la importancia del complejo ceremonial Ngen Kintuante, espíritu tutelar del río Pilmaiquén, que será inundado y destruido. Tras la empresa figuran, entre otros, Bruno Philippi Irarrázabal y Hernán Büchi Buc.
“También serán afectadas las comunidades de San Juan de la Costa, en Osorno, que acuden al Ngen Kintuante a solicitar permiso para la realización del lepün -ngillatun williche-, luego de tres días a caballo, para luego retornar a la roca del Abuelito Huentiao, en el mar de Pucatrihue, constituyendo una de las manifestaciones rituales más importantes de la cultura mapuche. Su desaparición constituiría un ataque abierto a su religiosidad, un atentado a la continuidad de sus prácticas rituales y un daño al patrimonio cultural de dicho pueblo”, dice el historiador Martín Correa.
Desde siempre, el lepuntufe -autoridad encargada de dirigir el lepün- y el nguillatufe -quien dirige el nguillatun- de las comunidades de Maihue, El Roble y Mantilhue visitan el Ngen Kintuante, ubicado en el sector de Maihue-Carimallín, en la ribera norte del río Pilmaiquén. “El Ngen Mapu Kintuante es el espíritu protector de esas tierras. Un abuelo o ‘encanto’. Kintuante es quien busca la luz y tiene control sobre el tiempo, las aguas y las lluvias. Que lo inunden viola nuestra cultura y creencias. Es un genocidio. Allí realizamos nuestras ceremonias. Vive allí también el Kilen Wentru -espíritu machi-. Es el poder de los machi y las lawentuchefe que trabajan con medicinas. Kintuante nos las da. Solo una vez al año se acude a buscar hierbas y medicinas pues es un lugar muy delicado. Se hace alguna excepción cuando hay alguien muy enfermo o desahuciado. Se hace el epül antes de la cosecha. Días antes de las ceremonias las machi acuden a avisar a los ngen y los invitan a que las acompañen”, dice la machi Millaray Huichalaf, de la comunidad El Roble-Carimallín.
Todo esto fue descrito en un recurso de protección interpuesto ante la Corte de Apelaciones de Valdivia. “Kintuante y Kilen Wentru son protectores y viven en el renü -morada de los espíritus sagrados-, donde está el nguillatuwe ancestral -antiguo lugar donde se realizaba rogativas-, el eltun o cementerio, el trayenco -cascada cascabel-, y el menoco -pantano del que se extraen plantas medicinales-”, agrega la machi.
Por: Arnaldo Pérez Guerra