Entrevista: Mirada desde Chile sobre realidades de Africa y América y los procesos de descolonización

afroTodos los lunes, desde el 5 de mayo hasta el 23 de junio, se presentó en Santiago, en la Universidad ARCIS, una muestra de cine denominada: “AfricAmérica”, una mirada desde Chile a diversas situaciones postcoloniales con un enfoque “Sur-Sur”, y que dieron cuenta de experiencias contemporáneas de relaciones entre países latinoamericanos y africanos.

Las películas presentadas, que también incluían conversatorios y diálogos, incluían temáticas tales como: La presencia cubana en África: El Che Guevara en Congo, y el triunfo cubano en Angola y su influencia en el término del Apartheid; ¿Reconciliación nacional?: paralelos posibles entre Sudáfrica y Chile; El Genocidio en Ruanda y la desestabilización regional de África central; El exilio de chilenos en Mozambique; La problemática de los migrantes africanos hoy; Una mirada desde Chile al Mozambique poscolonial; y Violencia poscolonial en África y América Latina.

Las muestras, fueron organizadas por la Escuela de Antropología de la U. ARCIS y estudiantes de antropología de ARCIS y UAHC; y una de sus impulsoras fue la académica Gemma RojasRoncagliolo, quien es Doctora en Etnología y Etnoantropología, por la Universidad de Roma “La Sapienza”, Italia. Máster de II Nivel en Políticas Sociales y Dirección Estratégica para el Desarrollo Sustentable del Territorio, por la Universidad de Bologna, Italia. Licenciada en Antropología Social por la Universidad de Chile, docente en materias tales como: antropología jurídica, teoría antropológica y estudios latinoamericanos; y en Chile ha trabajado principalmente con el pueblo williche de Chiloé. Asimismo, es vice presidenta del colegio de antropólogos de Chile.

¿Cómo se llega a impulsar esta iniciativa y de qué forma se hace esta relación Afro americana?
Antes que todo quisiera agradecer por el interés en nuestra actividad. Esta iniciativa surge principalmente por un interés personal en temas africanos, que se fortalece después de haber estudiado en Bolonia junto a compañeros de Mozambique, Mali y Senegal; de colaborar en Roma como voluntaria con la asociación de ruandeses Bene Rwanda, quienes llevan adelante diversas actividades relacionadas con la puesta en valor de la memoria del Genocidio de 1994; y de visitar un par de veces el sur de África.

Y ¿por qué retomar estos temas en Chile?

Por una constatación simple: nuestro prácticamente nulo conocimiento acerca de la realidad africana; y no hablo solo de la situación contemporánea: poco y nada sabemos sobre la historia de una relación de larga duración entre nuestros continentes, marcada por la trata esclavista transatlántica. Pues si bien la problemática de los esclavos negros en Chile no se compara cuantitativamente hablando a la de otros países del continente, esta no fue tan insignificante como se nos ha querido hacer creer. Porque así como la elite chilena ha querido invisibilizar a los pueblos indígenas, algo similar ha hecho con los afrochilenos. Más aún, con el componente negroide de nuestra genética mestiza. Lo chilenos poco reconocemos en África su condición de continente madre, y que las historias de nuestros continentes quedaron por siempre ligadas a partir del colonialismo y la esclavitud. Estos procesos –casi paradojalmente- nos hermanan.

¿Cuál fue la recepción del público asistente?
Si bien debido a un paro en la universidad la asistencia no fue muy masiva, como sí lo fue durante un seminario que organizamos semanas antes para conmemorar los 20 años del Genocidio en Ruanda (actividad única en su tipo en Chile), lo cierto es que los temas planteados generaron mucha curiosidad, precisamente por su desconocimiento. ¿Cuántos compatriotas conocen, por ejemplo, el rol clave que jugó Cuba en la descolonización de varios países africanos, e incluso en el fin del apartheid sudafricano? ¿O que uno de los países que acogió mayor cantidad de exiliados chilenos durante la dictadura militar fue Mozambique, que estaba recién independizándose, y donde muchos connacionales participaron de la creación de la incipiente institucionalidad estatal? ¿O que Mandela siguió con mucho interés el proceso del informe Rettig, el cual lo inspiró a la hora de crear su propia Comisión de Reconciliación (la TRC, liderada por el arzobispo anglicano Desmond Tutu)? Solo por mencionar algunos hechos recientes. Y en ese sentido nuestro ciclo “AfricAmérica” tuvo momentos notables, como la participación del abogado de DDHH Roberto Garretón, quien fue Relator Especial de Naciones Unidas para el exZaire en 1997, y quien pocas veces ha sido invitado en Chile a exponer sobre dicha experiencia: otra muestra más del desinterés nacional por estos temas. O como la presencia, en varias sesiones, de chilenos que estuvieron exiliados en Mozambique, entre ellos el Cónsul honorario de Mozambique en Chile, cargo que ocupa un chileno, don Antonio Sala, y de amigos de República Democrática del Congo, Ruanda y Camerún.

¿Cuál ha sido la película que más se podría destacar y por qué?
Personalmente debo decirte que me gusta en particular el documental “Cuba: una odisea africana”, que narra el rol -fundamental e invisibilizado, por cierto- de Cuba en la descolonización de África, muy especialmente de Angola y Namibia, además de colocar el devenir reciente de África desde una perspectiva más política. No olvidemos que la descolonización africana se da en plena Guerra Fría, y que por lo mismo fue escenario de esa pugna –que nosotros los chilenos bien conocemos, por haber sufrido sus efectos- y que en muchos países africanos es la causa más directa de los actuales conflictos presuntamente “tribales”, que muchos desconocen precisamente por su descontextualización. De esa relación se conoce apenas .y muy poco- la desafortunada misión del Che en el exCongo belga.

Pero creo que todo el programa ofrecido por el ciclo fue destacable, porque mostró una cara de África poco conocida para nosotros… No esa África famélica y violenta que siempre aparece en los medios masivos de comunicación. El énfasis analítico en la llamada “tribalización” de la problemática africana es otro de los efectos de la mirada colonial.

Se ha hablado de situaciones post coloniales ¿Qué hechos podrían destacarse bajo estos paradigmas en el presente en ambos continentes?
No es novedad el que después de las independencias políticas de nuestros continentes, persistió una situación de sujeción económica, la cual fue más evidente aún en el caso de algunos países africanos, como por ejemplo las excolonias francesas. Considérese además que África, aparte de haber sufrido la centenaria trata esclavista, se vio sujeta al dominio colonial directo desde la Conferencia de Berlín en 1885 hasta los años ’70 del siglo XX, en el caso de las excolonias portuguesas. La expoliación de los recursos naturales por parte de entes transnacionales es uno de los ejemplos más evidentes de la situación poscolonial. Y eso vale para el coltán en la RDC, o los diamantes en Sierra Leona y Sudáfrica, y también para los pueblos originarios de nuestro continente.

¿Cuál es tu análisis sobre la realidad afrodescendiente que hay en Chile?
Debo decir que no conozco en profundidad la situación de los afrochilenos, pero creo que puede ser aplicable la idea de la “etnización de la negridad” planteada por el colombiano Eduardo Restrepo: estamos frente a un proceso en que los afrochilenos reivindican su condición de “grupo étnico” y sus particulares derechos territoriales y culturales, en un contexto donde según datos recientes del INE el 4,7% de la población de la región Arica-Parinacota se autoidentifica como tal; recordemos que la inclusión de los “afrochilenos” en el Censo fue una demanda de las mismas organizaciones. Ahora bien, si pensamos en la dificultad con que Chile ha asumido la existencia de sus 9 “etnias” indígenas (como malamente denomina la Ley Indígena a los pueblos originarios), comprenderemos mejor la resistencia al reconocimiento oficial de los afrochilenos como sujeto colectivo. Ese es un problema general de Chile: como dijo la escritora mapuche Graciela Huinao en una entrevista publicada por El Mercurio, “la sociedad chilena se mira en el espejo y ve un ario, no ve sus rasgos originarios”, menos aún sus rasgos negroides. No obstante, como ha comprobado el genetista Francisco Rothhammer, más del 5% de la población de las regiones de Tarapacá y Antofagasta tienen orígenes negroides… Y para sorpresa de muchos, un estudio de 1994 citado por Mauricio Arcos-Burgos (y equipo) calculó en un 23% el aporte genético negro en Santiago.

¿Cómo es posible avanzar a procesos mayores de descolonización?
A procesos equivalentes de colonización interna y externa en ambos continentes, deben aplicarse soluciones acordes con el contexto sociopolítico local. En el caso de África, aparte de la expoliación de sus recursos naturales, como ya señalé, hay que sumar la extrema dependencia de las “ayudas” del “norte”. Es impresentable, como evidencia la economista africana Dambisa Moyo (Zambia), que después de recibir durante estos últimos 60 años algo así como un trillón de dólares en ayudas la situación africana no haya mejorado sustancialmente. Por ello es que una posibilidad, que nos fortalecería a todos, sería avanzar en la ruptura de la dependencia económica o de la cooperación “Norte-Sur”, a través de procesos de cooperación llamados hoy “Sur-Sur”, que por cierto no son una novedad… vuelvo al tema de la presencia cubana en África, por ejemplo, no solo en la descolonización, sino también en la actualidad con la presencia de médicos cubanos, y la formación de médicos africanos en Cuba. Ya lo dijo el peruano Aníbal Quijano hace dos décadas: la alternativa es destruir la colonialidad del poder mundial. El cómo es un desafío contemporáneo para nuestros pueblos, sobre todo de los que luchan por el reconocimiento de sus derechos colectivos. Descolonizando el pensamiento, las teorías, la academia, las relaciones…

En Chile estamos dando pequeños pasos, como por ejemplo la conformación, en proceso, de un Centro de Estudios Africanos -el primero en su tipo en Chile- por iniciativa de un grupo encabezado por el Cónsul honorario de Mozambique en nuestro país.

Para terminar, no olvidemos que la consagración formal a nivel internacional del Derecho de Libre Determinación de los Pueblos, que constituye, parafraseando a Stavenhagen, uno de los pilares del marco contemporáneo del derecho indígena, se materializa en el contexto de la descolonización africana (antes que en los Pactos de Derechos Humanos, en la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales de las Naciones Unidas, en 1960)… Habrá que fortalecer, entonces, esos puntos de encuentro.

Por: Alfredo Seguel

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